Primera entrega
No es lo mismo escribir a la madre, al padre, a los hermanos, a los amigos, a la amante, al ídolo e incluso al enemigo, que dirigirse a un desconocido pues es este un asunto difícil y complejo.
He venido tramando, más que pensando cómo
encabezar esta misiva. Hace poco un columnista de la oreja roja escribió acerca
de cómo el impacto causado por las primeras líneas de un libro son claves para
que permanezca en la memoria de la literatura. Creo que de igual manera ocurre
con los poemas, las cartas de amor, las cartas abiertas… y máxime si se trata
de la carta al Covid 19.
Así que comenzaré por el saludo
habitual. Querido #Covid19… no creo
deba decirle querido por el daño que está ocasionando. Sería entonces:
Detestable Covid 19… Umm los positivistas extremos no estarán de acuerdo.
Estúpido Covid 19. Esto me suena a odio,
es un mal acto en tiempos en que todos podemos vernos afectados.
Realmente me está costando un poco
comenzar esta carta abierta. Si fuera mi enamorada sería más fácil: dulce y
amada princesa, mi hermosa flor de primavera eres lo máximo. Te amo y te extraño.
Tus besos son lo máximo… ah pero en este punto quizás los exagerados dirán que
estoy fallando porque se supone debo usar tapabocas obligatoriamente, que no
podemos salir juntos, ni tomarnos de la mano, que la policía puede imponernos
un comparendo. Nos separamos y esperaremos llegar a casa para poder
transmitirnos nuestras emociones virales sin que nadie sienta miedo, ni nos
diga nada por el intercambio del dulce néctar de los besos covidianos.
Amado Covid 19 es el término que más le
gustaría escuchar al sacerdote, al pastor o a todos aquellos que siempre creen
que si algo malo sucede es porque algo bueno está por llegar. Dirán que somos
afortunados de estar con vida ante la avalancha de un virus tan mortal, se
escuchará en entre tiendas. Dios proveerá dicen otros olvidando a los miles y
miles que han muerto y no pueden decir nada, porque ya sus voces navegan en el silencio.
Claro que sí debo dar las gracias al
Covid 19 o al universo o a la luz infinita porque alcanzó a tocar nuestras
puertas. Mi hija dio positivo, pero fue un caso leve y ella es una afortunada
sobreviviente. Otros miles no pueden darle las gracias por miles que se han ido
y más aún por los miles por miles que significa millones y millones de personas
que las consecuencias dejadas por la pandemia los ha llevado a la pobreza. No
pueden dar las gracias a un asesino mortal que llega como un desconocido a
hacer lo que se le da la gana.
Hey, pero un momento, el Covid en sí no
es el culpable. Solamente cumple con la misión que le fue encomendada por el
universo, por el Padre Universal, por Buda, por Dios Todopoderoso, por Alá y
todos los dioses que pululan por el mundo, todos aquellos superiores que nadie
ve, pero a quienes todos les temen. Sus mensajeros les dirán que el Covid no
los tocará si continúan dando la limosna, cumpliendo con el diezmo, que esto y
aquello y demás complejidades que meten en sus mentes para salvarse, para
redimir sus pecados y salvarse de ir al infierno, a la hoguera y a miles de
exabruptos más.
Querido Covid no puedo sentir cariño por
ti porque llegaste justo a tiempo para que algunos gobernantes pudieran sacar
ventaja de la oportunidad que tú les das de infundir miedo. Ese miedo que para
muchos se convierte en terror y para otros en desfachatez, en el descaro de
jugar con el pánico de los demás para hacerse más rico.
No amado Covid, no puedo sentir cariño por ti, pues creo la fiebre está en mi
cabeza. Creo que estoy delirando pues cada día a las 6 de la tarde tomo el
control del TV y comienzo a cambiar de canal y en todos comienzan a sonar las
notas del himno Nacional de nuestra República, espero un poco y luego aparece
un chancho que unos dicen es el presidente y otros que es un títere sacado del
baúl de un titiritero muy famoso y muy astuto.
Esa alocución creada gracias a ti,
querido amigo Covid 19, es un desastre. Creo muchos idiotas útiles la ven para enterarse
de las próximas noticias del gobierno, pero ni se enteran que casi a diario
anuncian decretos que para nada les favorecen. Es decir lo escuchan para
ayudarlo a aumentar la popularidad pues dicen que el “rating” se ha disparado
gracias a ese espacio pagado por el pueblo y para el pueblo. Pero no dicen que
también se han disparado más y más balas para los líderes sociales. Toda esta
fatídica distracción es gracias a ti, mi querido Covid 19. Gracias a ti los
tontos siguen creyendo lo que él dice. Tienen miedo que el Covid los ataque,
pero no tienen miedo que los ataquen los paras…
Creo que la fiebre me sigue aumentando
cada día que habla y habla. Imagínense una hora diaria de domingo a domingo
dizque dedicada a pandemia y sus prevenciones y luego ”por debajo de cuerda,
con los Decretos a las clases trabajadoras y pobres les está dando la estocada
traicionera, al estilo canción traicionera de Jessi Uribe… Sí, de ese cantante
de música popular que se cree de la alta alcurnia y del linaje de los ganaderos
Uribe.
Amado Covid 19, aunque sé que no estoy
delirando aún, te recuerdo y vienen a mi memoria todos esos muertos que vas
dejando en el camino, pero también me da tristeza por las atrocidades que estoy
viendo en la serie #matarife. En
esos momentos Covid 19 ya no te veo tan atroz; creo que a través de la historia
nos han azotado otros virus, epidemias y pandemias muy mortíferas, como
aquellas con las cuales han torturado y acabado con la vida de muchos
dirigentes políticos que buscaban la paz y la reconciliación, de periodistas
que buscaban la verdad, de líderes de Derechos Humanos que defendían los
Derechos fundamentales y de tantos colombianos cuyo único sueño y anhelo es el
de vivir en un país libre y en paz.
Comparado con esto puedo considerarte
como una simple pandemia y veo que la verdadera amenaza y la mortandad está en
las infecciones y virus invisibles que transmiten los enemigos de la paz, entre
aquellos que multiplican los asesinatos de quienes se acogieron al “proceso de
paz”, de los periodistas, de los opositores políticos y de los LÍDERES SOCIALES
en todo el territorio nacional. A hoy,
por ti Covid 19, han muerto 943 y por las balas asesinas han caído 100 líderes
(el año pasado fueron 250), es decir tú pararás, pero los Paras no.
¡Despierto! Aquí eres el Covid de la desesperanza,
de una realidad fingida e hipócrita que pretende mostrarle al mundo una
Colombia próspera cuando en la realidad cada día hay más y más pobres y
desprotegidos. Sabemos que el número de muertes que has causado no es mucho comparado
con las de tiempos pasados y talvez venideros de esta patria afligida. No sé
cómo anda mi temperatura porque viene una idea y otra y no sé si es el
encierro, el pánico de quienes me rodean o un miedo que no veo y sin embargo se
esconde dentro de mí. Covid, te juro que me he cuidado y he cumplido con la
cuarentena, pero por si las moscas, querida pandemia aconséjame. ¿Será que la
fiebre me está haciendo delirar? pues cada vez que el himno nacional vuelve a
sonar aparece una figura rechoncha con la franja presidencial tricolor
atravesándole el pecho y en mi visión, claramente, aparece el nombre del
programa. Dice: #asistentedematarife
Adorado Covid 19, creo así te llaman los que han podido sacar
ventaja de tu llegada al mundo. Ellos se ríen a carcajadas de los bobos que han
tomado tan a pecho el #quédateencasa,
necesario desde luego, pero que en realidad no es lo malo sino lo mal
utilizado…o bueno, bien utilizado para sacar el máximo provecho de tus
debilidades. Los duros del mundo:
los políticos energúmenos, gobiernos ventajosos, corruptos, empresarios
poderosos y sin escrúpulos que sacan ventaja sin que les importan los muertos
que quedan regados a la vera del camino.
También podría llamarte mi higiénico Covid 19 y darte las
gracias por hacer que la gente se lave las manos, usen guantes, tapabocas,
mascarillas y trajes espaciales, que guarden la distancia y así no estornuden
encima del pan y de los alimentos. Ahora deben usar vidrios, plásticos y otros protectores
especiales para que tus partículas contagiosas y temidas no caigan y contagien
los productos en los supermercados y tiendas.
Querido Covid 19 gracias a la soledad
inquisidora, a estos tiempos de acuartelamiento obligatorio y de miedos
infundados o reales podemos reflexionar, pensar y crear arte, música, literatura,
obras manuales y tantas otras cosas, siempre con la esperanza de que cuando te
vayas ya no haya excusas para que los unos se aprovechen de los otros.
Próxima entrega: el Covid en los tiempos
de Trump